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    El ser humano funciona igual a todo lo anteriormente descrito. Está en constante influencia de todas las energías de su alrededor, una radio que recibe y emite señales continuamente. Desde las cósmicas, si es capaz de percibirlas, las solares, planetarias, las memorias de los objetos que está en contacto y las de otras personas con las que interactúa.

    Hablo de auras en metafísica y campos energéticos en el terreno físico, espectros de onda que al inicio dije que clasificaría en 5, físicas, etéreas, astrales, mentales y espirituales. Habréis podido observar que dije que había más, y son de las que he hablado en las líneas anteriores, de forma extremadamente superficial. Ahora centrémonos en estas 5, que son las que realmente quiero detallar en mayor profundidad.

    El ser humano dispone de varios planos vibracionales solapados. Cómo afectan y cómo interactúan entre ellos y el entorno, es la clave para comprender las preguntas existenciales que todos alguna vez nos hemos planteado.

    El cuerpo físico con las vibraciones inferiores o más densas, que la mente nos hace ver como sólido. Está intrínsecamente relacionado con su complementario o cuerpo etéreo. En conjunción ambos componen la materia que nuestros ojos ven. No solamente en animales orgánicos, sino en todo lo que existe en el universo en el espectro visible.

    La dimensión etérea se puede apreciar si nos concentramos y vemos un halo de energía, tal cual un gas o una onda de calor que emana de todas las cosas del universo, un interesante ejercicio para abrir la mente hacia los siguientes campos de conciencia.

    Como ya he dicho estos cuerpos están entrelazados a las emociones, el plano astral y los pensamientos, el plano mental. Sin olvidar que todos los cuerpos reciben influencias por semejanza y resonancia a otras vibraciones que le son afines.

     

    Fuente
    http://descifrandoeluniverso.es/

     

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